Un espacio lineal y sin demasiadas pretensiones, se puede convertir en una estupenda obra casi escultórica como esta del arquitecto español Joaquín Torres y su A-cero.
Se muestra cómo se puede hacer realidad la creatividad e imaginación, en un área tan importante del hogar, aunque se cuente con unos pocos metros cuadrados.
En una composición paralela, el elemento protagonista es la zona de cocción, que sobresale a manera de península en contrastante color negro sobre el resto blanco, apoyado en una estupenda estructura asimétrica.
La campana de isla que parte de su particular techo, le confiere un suave aspecto original y no rebuscado.
Justo detrás, la inmaculada zona blanca de lavado, con los terminales curvos y el fregadero integrado completan esta especial y minimalista cocina.