Como cada cocina es un mundo, su diseño se debe adaptar, no solo a los metros cuadrados disponibles en la vivienda, sino a las necesidades de los habitantes de ella, sus preferencias, sus rutinas y por supuesto, a su número de componentes.
Esta cocina, ubicada en un ala de la casa con una vista al propio jardín, está pensada para una familia numerosa y para ello, se ha optado por una gran mesa adosada a la isla para diez comensales y fabricada con una gruesa madera maciza de acabado natural, que continúa hacia el módulo blanco central, para convertirse en un estupendo conjunto armónico y equilibrado.
En el módulo de isla de superficie sólida blanca, está ubicado tanto el fregadero integrado como la placa de cocción y equipada con campana de techo, mientras que a su espalda se encuentra toda una pared con las columnas en acabado de madera oscura, para los hornos, frigoríficos, vinoteca y despensas.
Esta última sección, se prolonga para convertirse en una agradable chimenea que hace de perfecta división con el salón.
Es un proyecto de la firma holandesa Culimaat.